Yo no tengo IPhone, ha sido el vídeo-pretexto para comenzar un nuevo debate-diálogo en Twitter durante esta semana, realizando una analogía entre clones e IPhone.
Yo no tengo Iphone pero, ¿por qué? ¿quiero ser diferente? ¿No quiero seguir las pautas consumistas de nuestra sociedad tecnificada?. ¿ Por qué
guardamos colas para ser clones?
Yo no tengo un IPhone, ni quiero tener mi nombre en una
lata de coca-cola, (hasta el mismísimo Hércules quiere su nombre inscrito en ellas sufriendo un evidente síndrome de Diógenes).
Quizás sea:
Por un absurdo sentido de pertenencia o de alienación
Por la presión de pares o de padres y madres para seguir la moda. Criticamos la presión entre adolescentes por tener lo último, lo que está de moda, pero ¿y los padres y madres?
El hecho de no ser clones en nuestra sociedad, implica
romper las reglas, que canta Calle 13, “porque nos quieren controlar, como a control remoto” porque “no somos clones, no somos imitaciones”. Hacemos colas gracias a un buen marketing, con estudios de venta cada vez más sofisticados que nos invitan/obligan a comprar y que nos convierten en un clon. Y seguimos comprando y alimentando nuestro clon enlatado. Y nos sentimos dentro del grupo, seguros, sin cuestionar, sin preguntar.
Pero creemos que somos diferentes, que a nosotros no nos pasa, que no somos un clon de la sociedad, pero permanecemos enlatados en lo que ya existe. Quizás porque no tenemos poder para ser diferentes. Taxonomía del cerebro. Banderas, religiones… Hay que “pertenecer”…, ¿para sentiRnos compRendidos?o ¿integRados en una sociedad demasiado competitiva?. Nos preguntan:
¿Y tú de quién eres?, y seguimos enlatados, clonados, asfixiados por el bombardeo de mensajes consumistas. ¿Os imagináis latas coca-cola con nuestro usuario Twitter? ¿Anti-clon? ¿Frikismo?. Acabamos preguntándonos si somos de
Villarriba o Villabajo, o nos quedamos en Villaenmedio y queremos estar en VillaSOY, lo que nos lleva a plantearnos si tenemos un botón en el cerebro que nos induce a la compra,
puro neuromarketing, es una especie de
olor digital o
conducir en libertad, pasando de líneas continuas amarillas a carretera sin ellas. Como con un sexto sentido nos aventuramos a decir: “(a veces) veo etiquetas en latas, en las miradas, en los procesos…” o nos gusta etiquetar y ser etiquetados.
Y sin embargo, deberíamos recuperar los sentidos como
oxígeno comunicativo. Ser conscientes de que somos clones y que podemos dejar de serlo. Como el alumnado del Máster de Redes Sociales de 2013 de la UNED, que en la asignatura Educación 2.0 y a través de una
práctica, nos enfrentamos a los conceptos de educación transmisiva frente a educación 2.0, analizando nuestra propia experiencia educativa, contada a través de un cuento, de una imagen, de un vídeo, queriendo dejar de lado nuestro clon educativo, que nos agobia…como nos agobia ser clon societario.
En la modernidad líquida
hemos perdido el arte de las relaciones sociales. Vendo mi tiempo (consumo), y me libero de mi culpabilidad; tenemos una capacidad de autoengaño ilimitada; autoengaño que nos hace que cubra nuestra necesidad la compra del producto;todo autoengaño es autopromoción; la interacción con los otros nos libran del autoengaño, la R nos salva. siempre nos ven mejor los “otros” que nosotros mismos. Al final, las relaciones sociales nos hacen más fuertes.
En TRICLab tenermos el laboratorio abierto, explorando el caos y lo divergente. Es necesario enseñar TRICLab, consejo con mucha R para librarnos de la compra-venta clónica de los productos. Frente a conceptos antiTRIC como el individualismo, el espíritu gregario, competitividad, egolatRía, superioRidad; los conceptos TRIC: colaboRación, solidaRidad, intercReatividad, multialfabetización. Educar en el pensamiento crítico, con personas que inteRRelacionen entre sí, con tecnologías o sin ellas.
Personas que intervinieron en la dinámica Twitter realizada: Cristina Villalonga, Juan José Sánchez, José Antonio Gabelas, Encarni Alises, Maribel Bañares, José Cabanas, Mireia Ruiz.
Imágenes extraídas de:
